NUEVA YORK — El último viaje en avión de Adelynn Campbell terminó con un ataque de pánico que superó en gran medida gracias a la ayuda de un amable asistente de vuelo.

Eso fue el año pasado, antes de que 67 personas murieran en enero, cuando un avión de American Airlines colisionó con un helicóptero sobre Washington, D.C., en el peor desastre aéreo en Estados Unidos en casi un cuarto de siglo.

Ahora, Campbell es aún más reacia a reservar un vuelo.

“Definitivamente, ha aumentado mi preocupación por subirme a un avión y está haciendo que toda la situación sea un poco más estresante de lo que solía ser”, expresó Campbell, de 30 años, quien administra una cafetería en San Diego.

Es comprensible estar al menos un poco nervioso por volar. Como dijo una vez Mel Brooks: “Si Dios quisiera que

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