¿Y si los ejércitos tuvieran que prepararse para los conflictos en los que el campo de batalla sea el cerebro de los ciudadanos, lejos de las operaciones clásicas de influencia? Esa es la idea que conlleva el concepto de guerra cognitiva, tomada muy en serio por los Estados Mayores occidentales.
La expresión engloba fenómenos tan variados como la reciente campaña en TikTok a favor de la extrema derecha rumana, el misterioso síndrome de La Habana que afectó a diplomáticos estadounidenses en 2016, o las maniobras de China para promover la unificación con Taiwán.
¿El punto en común de estos eventos tan dispares? El cerebro humano, más accesible que nunca gracias a la hiperconectividad de nuestras sociedades.
Es el «nuevo campo de batalla del siglo XXI» resume el teniente coronel de reserva