El país más pequeño del mundo tiene un gran problema presupuestario

El Vaticano no cobra impuestos a sus residentes ni emite bonos. Financia principalmente el gobierno central de la Iglesia Católica a través de donaciones —que han ido cayendo—, la venta de entradas a los Museos Vaticanos, así como ingresos por inversiones y una cartera inmobiliaria con bajo rendimiento.

El último año en que la Santa Sede publicó un presupuesto consolidado fue en 2022. En él proyectaba ingresos por 770 millones de euros (878 millones de dólares), en su mayoría destinados a pagar embajadas en todo el mundo y operaciones de medios vaticanos. En los últimos años, no ha podido cubrir sus costos.

Eso deja al Papa León XIV enfrentando desafíos para conseguir los fondos necesarios para sacar a su ciudad-estado

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