Pinar del Río, Cuba

Teresa García no recuerda cuándo tomó agua fría por última vez o durmió una noche seguida. A sus 94 años nunca había vivido una situación similar a la de la Cuba actual: constantes apagones, escasez de alimentos y medicinas, además de “una sensación de desesperanza terrible”.

“Después de tantas angustias en la vida y al final del camino tener que pasar ésta”, se lamenta al recibir a EFE en su casa, un pequeño apartamento ubicado en el centro de la ciudad de Pinar del Río (oeste). La profunda crisis cubana está en plena metástasis y afecta desde la economía a la salud y la educación, pasando por la alimentación y la energía.

Teté, como prefiere que la llamen, lleva sin fluido eléctrico desde el día anterior. “Si viene ahora por la mañana, son dos o tres horas. Y despu

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