En cuestión de meses, se ha vuelto una imagen común en todo el país: agentes de inmigración deteniendo a personas y llevándolas bajo custodia, a menudo en medio de la indignación y protesta pública que se desata a su alrededor.

Pero en el proceso, algo ha desaparecido: los rostros de los agentes, cubiertos con gorras, gafas de sol, cuellos tipo buff o pasamontañas, lo que los hace prácticamente imposibles de identificar.

Con solo medio año transcurrido, el rostro cubierto —utilizado por las fuerzas del orden en una oleada de redadas migratorias dirigidas por la Casa Blanca del presidente Donald Trump— se ha convertido en una de las imágenes más potentes y polémicas de 2025.

El aumento de operativos migratorios de alto perfil ya era un tema divisivo entre quienes se oponen a las política

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