Sabrina Russo, enfermera, de 46 años, conoció a un párroco de la zona sur de Pergamino en marzo, en búsqueda de contención espiritual. Pero esa relación radicalmente cambió en junio cuando aceptó ser su novia hasta hace pocos días. Debido a los repetidos episodios de hostigamiento, acoso y violencia de género, realizó una denuncia.
La radicó en la Comisaría de la Mujer y la Familia porque la situación se salió de todo tipo de control por una escalada de violencia. El miedo se apoderó de la víctima de una manera que decidió pedir ayuda a la Justicia, la que respondió de inmediato.
“Aprovechando que mi mamá atraviesa problemas de salud, yo me acerqué a la Iglesia a pedir oración por ella y algún tipo de ayuda espiritual, entonces el empezó frecuentar todos los días mi casa, inclusive en di