En las últimas tres semanas, la provincia de León ha sido escenario de incendios forestales devastadores que han arrasado cerca de 166.000 hectáreas en Castilla y León, de las cuales más de 107.000 corresponden a esta provincia. Manuel, un bombero forestal con más de diez años de experiencia, ha participado en múltiples intervenciones y describe la magnitud de estos incendios como algo inédito. "Esto no se parece a ningún incendio de los que hemos estado actuando en los últimos años en la provincia de León", afirma, destacando la virulencia de las llamas que han obligado a evacuar decenas de pueblos.
Desde el inicio de los incendios el 8 de agosto, cientos de personas han sido desalojadas en más de una veintena de localidades de León y Zamora. Muchos han perdido sus hogares sin poder intervenir. Manuel, que prefiere no revelar su nombre por temor a represalias, critica la gestión del operativo de extinción, calificándola de "nefasta" y "desastrosa". Trabaja para una empresa privada, como el 40% de los bomberos forestales en la región, mientras que el 20% depende del Gobierno autonómico y el 40% restante está contratado por la empresa pública Tragsa.
Los bomberos y sindicatos han expresado su descontento por la falta de coordinación y planificación en la gestión de incendios, así como por la escasez de recursos. Manuel señala que su equipo ha tenido que combatir grandes incendios sin camiones, utilizando solo mochilas extintoras y batefuegos, lo que resulta insuficiente para proteger a los pueblos. La población también ha manifestado su malestar por la falta de información y apoyo ante la pérdida de propiedades y cultivos.
Los incendios han tenido un alto costo humano, con la muerte de un bombero y dos voluntarios. A pesar de los intensos esfuerzos, muchos equipos se han visto exhaustos y en riesgo debido a la escasez de efectivos. "En Lucillo, por ejemplo, estuvimos trece horas seguidas trabajando para que el fuego no pasara a otro lado, y cuando nos marchábamos, vimos cómo se había extendido por la otra vera", relata Manuel, quien expresa su impotencia ante la situación. El incendio en Lucillo se originó presuntamente cuando un hombre de 58 años lanzó una bengala durante una verbena, lo que ha llevado a su detención. La falta de atención al monte es considerada una de las principales causas de estos devastadores incendios.