Luis Férnandez Olivares no se planteó nunca ser un misionero digital de forma consciente. Su presencia en redes sociales surgió casi de manera natural, a raíz de su trabajo como delegado episcopal de Pastoral Juvenil en la diócesis de Astorga. En contacto constante con jóvenes, entendió que «internet no era un territorio ajeno», sino «una nueva plaza pública» en la que también debía estar presente el mensaje del Evangelio.
Lejos de mostrarse como un influencer o de buscar notoriedad, Luis ha utilizado sus perfiles personales como «una extensión más de su vocación sacerdotal». No se trata de hablar de sí mismo, ni de promocionar su vida, sino de compartir reflexiones y mensajes que ayuden a otros. En sus propias palabras: «Las redes no son un escaparate, sino una herramienta de evangelizac