Por Simón Rios

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El jueves fue un día tranquilo dentro de South Station, en Boston. Dos enormes ventiladores de techo enviaban una brisa a través del amplio espacio. Una bandera estadounidense colgaba de las vigas, frente a la bandera de Massachusetts, posiblemente en peligro de ser retirada.

La principal molestia —si es que había alguna— era una riña entre palomas frente a un quiosco de comida.

¿Es este un lugar que necesita con urgencia una intervención federal?

Esa fue la idea que planteó el subsecretario adjunto de Transporte de EE.UU., Steven Bradbury, durante una concurrida jornada el miércoles en la estación, cuando Amtrak presentó sus nuevos trenes Acela, más rápidos. Más temprano ese día, la administración Trump había anunciad

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