Hace décadas entrevisté al etnólogo francés Claude Lévi-Strauss. Me confesó que a veces se preguntaba cómo habría sido la conquista de América si los europeos no hubieran tenido armas de fuego. Es decir, si las condiciones guerreras hubieran sido más equitativas. Cierto que no todo se debió al arcabuz -los españoles supieron trabajar bien la división entre los grupos locales- pero su importancia fue radical.
¿Habría podido pensarse un encuentro entre dos culturas no sólo como discurso políticamente correcto sino como realidad? Imposible saberlo. Y si bien ha habido violencias múltiples desde ambos lados (las cautivas en la “frontera” argentina es un ejemplo) no queda duda de que la configuración actual de país se basó en una concepción europea y los indígenas y mestizos llevan en sus es