No me preocupa salir a la calle y ver a alguien que se cree dios,

pero si al rato paso nuevamente y veo a cien que le están rezando,

sé que algo va muy mal.

Rudy

Querido lector: quizás esté usted cansado de que insista, sábado a sábado, en lo difícil que está el humor en tiempos tristes donde la exclusión parece ser la norma, y la escucha es un extraño fenómeno casi inexistente.

Para el humor –lo digo una vez más– se necesita cierto “absurdo compartido”. Si se me ocurre un chiste en el que una gallina está recitando a Shakespeare, puedo dar por sentado que usted, lector, va a considerar ilógica la situación. Puedo contar con que compartimos que eso es absurdo. Ahora bien: si mañana, por una manipulación genética, las gallinas aprenden a hablar y recitan a Shakespeare, o hay personas q

See Full Page