Cada año, cuando el calendario se acerca al 30 de agosto, vuelve a instalarse una de las tradiciones más curiosas del imaginario argentino: la llamada Tormenta de Santa Rosa. Para muchos, se trata de un mito con tintes religiosos que se transmite de generación en generación; para otros, apenas una coincidencia climática que suele repetirse por la propia dinámica del tiempo. Lo cierto es que, como ocurre invariablemente en cada temporada, las redes sociales ya se llenan de bromas, chistes y memes en torno a un fenómeno que despierta tanto expectativa como escepticismo.

La creencia popular asegura que, en la previa o durante la festividad de Santa Rosa de Lima —que se conmemora el 30 de agosto—, se desatan tormentas fuertes, repentinas y a veces fuera de contexto con respecto al clima rei

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