Desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos el pasado 20 de enero se retomó con más fuerza la retórica injerencista de esa nación (que siempre ha estado presente con todos sus gobernantes), sobre todo contra los países de América Latina, especialmente con el tema de la supuesta lucha contra el narcotráfico, además de las presiones económicas y los migrantes.
Con México no ha sido la excepción, sucediéndose un permanente intercambio de acusaciones desde la Casa Blanca y de algunos funcionarios de distintos niveles, que han ameritado oportunas, firmes y contundentes respuestas, sobre todo de su presidenta, Claudia Sheinbaum, quien al igual que su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, ha insistido siempre en la defensa de la soberanía y ha recalcado que se trata de un pa