Además de kafkiano, el caso Foster-Abduch es emblemático de una práctica que está arraigada en muchos juzgados de familia: la justicia penal absuelve pero el fuero civil se muestra incapaz de reparar el daño y recomponer los vínculos rotos por separaciones -generadas por sus propias medidas cautelares y prohibiciones de acercamiento- que se prolongan en el tiempo.

J.G. tenía 4 años cuando su madre denunció a la abuela paterna, Rosario Abduch , por abuso. A los 9 meses, la justicia la sobreseyó . Entonces la progenitora denunció al padre, Juan Foster , aunque éste llevaba todo ese tiempo sin ver al niño…

Esta segunda denuncia -evidentemente fabulada- también se cayó. El sobreseimiento no fue por falta de pruebas sino porque se demostró que “no existieron los hechos”. La pru

See Full Page