Con una proyección que inició entre expectativa y aplausos, Guillermo del Toro presentó en el Festival de Venecia su más ambicioso proyecto: Frankenstein . El cineasta mexicano cumplió un sueño que lo ha acompañado desde la infancia y que ahora llega a la gran pantalla como una película cargada de emoción, estética barroca y una lectura íntima sobre la relación entre padres e hijos.

El director confesó que desde los siete años comenzó su obsesión con la criatura de Mary Shelley y que, con el tiempo, se convirtió en una especie de religión personal. Después de décadas de espera, aseguró que su carrera entera fue una preparación para este momento, en el que cada idea previa funcionó como un aprendizaje destinado a dar forma a esta película .

En conferencia de prensa, el cinea

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