Barrio ferroviario y trabajador de siempre. Una zona multicultural donde, poco a poco, la inmigración ha ido ganando peso al ritmo que los vecinos de toda la vida envejecían. Sin embargo, lejos de haber convertido eso en un problema, El Crucero es hoy ejemplo de integración.
La mejor definición de ello lo hacen desde la Asociación de Vecinos de Quevedo. La casa ubicada en el parque del mismo nombre, «el mejor de León y el más antiguo» , como presumen algunas de sus paseantes habituales, fue antaño sede de la administración de Obras Públicas. Hoy es el hogar de este colectivo que trata de dar vida al barrio, aunque la mayoría de sus asociados llevan tiempo peinando canas. «Esto es ahora muy tranquilo. Antes estaba peor, pero esa gente rara ha desaparecido - refiriéndose a los problemas