Al joven recién casado le extrañó que su desposada iba a la cama todas las noches con un moñito en la cabeza. Le preguntó, curioso: “¿Por qué siempre te pones ese moño al acostarte?”. Explicó ella: “Mi mamá es de ideas conservadoras, y antes de casarnos me dijo que nunca dejara que me vieras completamente desnuda, que siempre llevara algo encima”.

El pintor de brocha gorda estaba pintando las paredes de la casa a la que una pareja se iba a mudar. La señora observó que la noche anterior su marido se había recargado en una pared recién pintada, y la huella de su mano había quedado ahí. Fue con el pintor y le dijo: “Quiero que vea el lugar donde mi marido puso la mano anoche”. “Me gustaría mucho, señora —replicó el sujeto—, pero no acostumbro meterme con mujeres casadas”.

Hubo redada de sex

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