La volatilidad financiera reapareció con fuerza en la última semana. Tasas de interés desbordadas, bonos en caída, futuros del dólar recalentados y rumores de intervención oficial.
En paralelo, escándalos de corrupción, torpezas institucionales y errores de comunicación profundizaron la percepción de que algo se está desordenando . Desde el Gobierno insisten con el argumento del “riesgo K”: si los mercados temen un retorno del populismo, entonces todo lo que sucede es culpa de esa amenaza. Pero no todos en el mercado lo ven así:
Para una parte del mercado, el problema no es tanto el riesgo K en sí mismo, sino la incapacidad del Gobierno de despejarlo . Una frase lo resume con claridad: “el riesgo K no existiría si el Gobierno hiciera las cosas bien”. ¿Y qué sería hacerlas bien? Orden