Al término de la oración del Ángelus, el Papa se detiene en los dolores del mundo sacudido por los conflictos, por la violencia que afecta a los niños y a quienes buscan esperanza y futuro. Su primer pensamiento se dirige a Ucrania, recordando que «se sigue sembrando muerte y destrucción» con ciudades afectadas por los bombardeos, entre ellas la propia capital, Kiev. Acciones en las que han muerto varias personas. El Papa León invita a “no ceder a la indiferencia”, sino a acercarse con la oración y con gestos de caridad.

Reitero con fuerza mi apremiante llamamiento a un alto el fuego inmediato y a un serio compromiso de diálogo. Es hora de que los responsables renuncien a la lógica de las armas y emprendan el camino de la negociación y la paz, con el apoyo de la comunidad internacional. L

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