Muchas personas creen que la grasa del pelo es sinónimo de suciedad, pero en realidad cumple una función protectora. El sebo natural hidrata, protege de las agresiones externas y mantiene la salud del cuero cabelludo. Al eliminarlo en exceso con lavados diarios, el cabello puede resecarse, perder brillo e incluso generar un efecto rebote: producir más grasa para compensar.

La frecuencia ideal de lavado depende de cada tipo de pelo. En los cabellos secos o teñidos, se recomienda lavarlos unas dos veces por semana para evitar que se quiebren o se vuelvan opacos. Los cabellos normales pueden mantenerse saludables con tres lavados semanales, mientras que los grasos requieren mayor frecuencia, entre tres y cuatro veces por semana.

Además de la frecuencia, los dermatólogos sugieren prestar

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