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Se cumplen 3 años de uno de los hechos más siniestros de la historia argentina: el intento de asesinato a la dos veces presidenta, vicepresidenta en ejercicio y, a su vez, la dirigente más perseguida y hostigada de nuestro país en democracia.
A Cristina Fernández de Kirchner la estigmatizaron y difamaron durante años. No respetaron ningún límite, ni siquiera cuando tuvo que atravesar tragedias o momentos de enorme dolor personales y familiares.
El odio voraz, la crueldad brutal, no ha tenido en el derecho, en la justicia, ni en el mismísimo sistema democrático un freno que la proteja de semejante violencia en todos los planos: a Cristina no le respetaron sus derechos cuando la persiguieron judicialmente como acusada y tampoco se los respetaron como víctima. Ni siquiera como mujer, a