Decía Chandler que, en un género como el policial, la necesaria verosimilitud es una cuestión de efecto, no de hechos. Es lo que consiguió Donald Henderson con esta historia descabellada que nos atrapa

En su todavía muy pertinente ensayo de 1949 Apuntes sobre la novela policiaca, Raymond Chandler dictaminó, con esa vehemencia que lo caracterizaba: “La situación inicial y el desenlace [de un relato policial] deben tener unas motivaciones verosímiles. Deben mostrar los actos verosímiles de personajes verosímiles en una situación verosímil, recordando, además, que la verosimilitud depende en buena parte de un problema de estilo”. Y luego precisó: “…la verosimilitud es un cuestión de efecto, no de hechos”.

Si traigo a cuento al autor de El sueño eterno y sus consideraciones sobre la ve

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