Fue una casualidad, algo involuntario y tal vez inesperado, pero se convirtió en una movida de marketing brillante. Lo que comenzó con la simple publicación en Instagram de una prenda para vender se convirtió en una imparable ola de comentarios que terminó, primero, posicionando a la marca de ropa, y segundo creando una enorme comunidad masculina a partir de la creación de una nueva cuenta paralela.
Priscila Rojas (23) es una emprendedora rosarina que empezó a publicar ropa de mujer que vende poniéndose ella como modelo. En febrero uno de sus tantos videos dieron agitaron el avispero, se convirtió en tendencia y se llenó de comentarios disparatados pero respetuosos, que nada tenían que ver con lo que Priscila mostraba .
Su imagen fue creciendo al galope y sus videos empezaron a viral