En los montes de Quirós, en lo alto de un collado, una pequeña y solitaria ermita hace las veces de cima. El pequeño templo no cuenta con una gran torre ni grandes campanas que repiquen, pero basta con verla para entender que aquí arriba, en Trobaniello, la montaña guarda algo más que silencio y paisaje.

Dicen que en estas montañas se apareció la Virgen, que los muros de esta ermita protegieron reliquias que viajaban hacia la Cámara Santa de Oviedo en tiempos convulsos… y que mucho antes de la ermita, en el truebanu de un árbol de este lugar se resguardó la imagen de una santa, para protegerla. De ahí su toponimia, con alusión a ese árbol pero también al carácter de arca de este bello rincón montuno: guardián de historias, memorias y símbolos del lugar.

El sitio, desde luego, está lleno

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