En lo alto de Seclantás un grupo de peregrinos revivió antiguas ceremonias. Entre cánticos, ofrendas y el eco del valle, la Madre Tierra volvió a ser honrada como lo hacían los pueblos originarios. <img src="https://uscdn.eltribuno.com/092025/1756734355761.jpg?cw=420">
Luracatao: un ritual a la Pacha entre montañas sagradas y pinturas rupestres

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