En un pequeño taller de Salamanca, entre telas, máquinas de coser y el olor inconfundible de la espuma y la madera, se conserva intacta la esencia de un oficio que cada vez menos manos practican. Tapicería Gene, en la calle Benito Pérez Galdós, nació hace algo más de cincuenta años de la mano del tío de Juan Manuel Rodríguez, quien la regentó durante décadas hasta su jubilación. «La tuvo él unos 42 años y yo llevo ya 10 al frente», cuenta Juanma, que empezó en el oficio con apenas 15 años.

El fundador aprendió el oficio en una fábrica de sofás y pronto se animó a abrir su propio taller. «Tapizaba los hoteles de Salamanca, como el Gran Hotel, el Monterrey o el Colón de Béjar», recuerda su sobrino. Hoy, Juanma continúa ese legado con encargos que van desde muebles de casas particulares hast

See Full Page