La espectacular floración de los frutales de carozo en los valles de la Norpatagonia no solo embellece paisajes, sino que también representa la renovación de las esperanzas para la fruticultura de la región . Y hay motivos para ello.

Año tras año, las plantaciones de duraznos, ciruelas, damascos, pelones y cerezas son las encargadas de anticipar la llegada de la primavera, con las primeras aperturas de pimpollos desde la segunda mitad de agosto .

Las chacras empiezan, así, a llenarse de colores, aromas y, también, de la expectativa de que la nueva temporada sea la mejor. En particular, las frutas de carozo pusieron la vara alta en Río Negro y Neuquén .

De qué récord vienen las frutas de carozo en Neuquén y Río Negro

La floración no solo representa el despertar no solo de cere

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