Desde hace varias campañas políticas hemos visto con profunda preocupación como la guerra sucia sigue ganando espacio en las redes sociales. Predominan allí, las difamaciones, calumnias e insultos contra los candidatos, lo que convierte a estos espacios en una verdadera letrina, receptora de toda clase de inmundicias, lo que también se constituye en una afrenta contra nuestra Democracia.

En efecto, es aberrante, que en aras de la política y de algo tan sagrado, como lo son nuestros procesos electorales, se tome a quienes aspiran a ser elegidos como ‘carne de cañón’ y se les endilgue para que sean vistos por millones de persones, las acusaciones más denigrantes, en las que se coloca en entredicho su honra y las de sus familiares, como si se tratara de vulgares delincuentes.

Entonces nos p

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