El 15 de agosto de 1977, el radiotelescopio Big Ear, ubicado en Ohio, captó una señal de radio tan inusual que un astrónomo la rodeó con un círculo rojo y escribió al costado “Wow!” . Desde entonces, ese registro se convirtió en un ícono para la búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI) y, casi medio siglo después, aún alimenta debates y especulaciones.

Un nuevo estudio, elaborado por un amplio grupo de investigadores y voluntarios, aporta correcciones y detalles inéditos que ayudan a precisar algunas características de aquel fenómeno , considerado hasta hoy una de las detecciones más enigmáticas de la radioastronomía.

De los archivos al análisis digital

La señal “Wow!” fue detectada en una época sin potentes computadoras, lo que limitó los análisis. Sin embargo, tras el cierr

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