Ni la ciudad de Nueva York con todo su bullicio logró eclipsar la fuerza simbólica de una formación solemne de bomberos uniformados, alineados frente al icónico Plaza Hotel, rindiendo tributo silencioso a una familia marcada por el sacrificio y la memoria.
Fue así como Kristin Marino vivió el inicio de su boda: sostenida por el recuerdo de su padre, el bombero Kenneth Marino , uno de los héroes que perdieron la vida el 11 de septiembre de 2001 , y acompañada por los compañeros que hoy encarnan el espíritu inquebrantable de hermandad del Departamento de Bomberos de Nueva York (FDNY) . Lo que debía ser solo un día de alegría, se transformó en una de esas historias capaces de unir lágrimas y sonrisas, demostrando que el legado de los caídos sigue vivo en los gestos y el corazón