La decisión de Apple y otras compañías estadounidenses de trasladar su producción a China a comienzos de este siglo abrió un capítulo de profundas transformaciones en la industria global de la tecnología.

Lo que en su momento se interpretó como un movimiento empresarial que reducía costos de manufactura terminó siendo también el punto de partida para que Pekín adquiriera capacidades que le han permitido convertirse en un competidor directo de Estados Unidos .

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Kyle Chan, investigador posdoctoral de la Universidad de Princeton, explicó a BBC que no se trató de una relación unilateral. “ Nunca fue tan sencillo como decir: ‘Vale, vengan a fabricar aquí y se hacen ricos y todos quedamos contentos’

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