Interrupciones en las señales como las que sufrió el vuelo que trasladaba el domingo a Von der Leyen son cada vez más frecuentes desde el inicio de la guerra en Ucrania

Las interferencias en el GPS, como las que sufrió el avión en el que viajaba Ursula von der Leyen el pasado domingo, se han convertido en un quebradero de cabeza para los pilotos que sobrevuelan el este de Europa. El chárter que trasladaba a la presidenta del Ejecutivo comunitario de Polonia a Bulgaria es uno de las decenas de miles de vuelos —centenares cada día— que se han visto afectados en los últimos tres años por las perturbaciones en las señales del sistema de posicionamiento global atribuidas a acciones deliberadas de Rusia. Esa práctica ha crecido con fuerza en los últimos meses.

Desde el inicio de la invasión

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