El hallazgo del cadáver de Matilde Muñoz, enterrada en una playa de Lombok, Indonesia, a pesar de ir unido a la confesión de dos hombres detenidos por homicidio premeditado y robo con violencia, no ha despejado todas las dudas que rodean el caso. Al contrario: la investigación se abre ahora a una serie de incógnitas que cuestionan tanto el papel del hotel donde se alojaba la ferrolana como la actuación de las autoridades indonesias. La familia insiste en que los responsables no se limitan a los dos arrestados y teme que la verdad se diluya en un proceso plagado de irregularidades.

Uno de los puntos más oscuros sigue siendo el papel del hotel Bumi Aditya, donde Muñoz se alojaba con frecuencia desde hacía cuatro años. Desde el primer momento, el personal ofreció versiones contradictorias a

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