En Cadarache, un pequeño pueblo en la costa sur de Francia, se adelanta uno de los proyectos de ingeniería más ambiciosos de la historia. Se trata de ITER o reactor experimental térmico internacional donde participan treinta y cinco países que representan el 85% del PBI mundial, en un proceso de colaboración que se ha mantenido a pesar de las dificultades políticas. Hoy se considera el quinto proyecto más costoso con veinticuatro mil millones de dólares de inversión, aun cuando al paso que va es probable que llegue a ser el primero pues los constantes retrasos y sobrecostos en la construcción han desbordado todos los presupuestos. Pero a los interesados no los intimidan esas pequeñeces pues el éxito, de concretarse, será la producción de energía ilimitada a costos ridículamente bajos d

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