Por: Carlos Tobar
Yo no sé ustedes, pero a mí me mandaban todos los días a hacer mandados a la tienda de la esquina: “Vaya donde la mona y pida 2 tomates, un ramo de cebolla larga, 6 huevos, 5 pastillas de chocolate, pan y biscocho”, ordenaba mi mamá y había que cumplir el ucase. Así muchas veces se rompiera un huevo o arrastrara el pan.
Esos cuadros costumbristas donde la tienda de barrio es uno de los ejes sociales de nuestras ciudades, pueblos o veredas, es parte de la idiosincrasia nacional. En ellas no solo nos aprovisionamos de lo urgente o lo necesario, sino que nos enteramos de los intríngulis del vecindario: quién está enfermo, quién sufrió un accidente, dónde estudia o trabaja fulanito o fulanita, si es buen estudiante o no, en qué trabaja…
La tienda de barrio es, además una d