Bolivia vivió el pasado 17 de agosto una jornada electoral que marcará un antes y un después en su historia política. Tras casi dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS), los resultados oficiales presentados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) confirmaron un inédito escenario: una segunda vuelta entre dos candidatos opositores, Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y Jorge “Tuto” Quiroga Ramírez, de la alianza Libre. El país entra así en un nuevo ciclo político, cuyo mayor valor radica en la demostración de que la democracia boliviana ha logrado preservar la alternabilidad en el poder y un desarrollo pacífico del proceso, a pesar de las tensiones que dominaron el ambiente en los últimos años.
El resultado tiene múltiples lecturas. Por un lado, e