La partida de Monseñor Alejandro Goic Karmelic, obispo emérito de Rancagua, ha conmovido a toda la región, dejando un legado profundo de fe, servicio y compromiso con la dignidad humana. Pastor sensible a las realidades sociales, marcó a Chile con su voz clara y su defensa de los más pobres y trabajadores.

Desde sus primeros años en Punta Arenas se distinguió por su cercanía con quienes sufrían. Su compromiso social le valió ser catalogado como “Obispo Rojo” por defender los derechos de los mineros de Lota en tiempos de dictadura. Ya en Rancagua, impulsó en 2007 la idea del “sueldo ético”, que abrió un debate nacional sobre justicia laboral y equidad, mostrando la fuerza de un pastor que nunca calló frente a la desigualdad. Ese mismo espíritu lo llevó a mediar en conflictos sindicales y a

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