En la mañana del 2 de septiembre de 1945, el acorazado estadounidense USS Missouri, anclado en la bahía de Tokio, se convirtió en el epicentro de un momento histórico sin precedentes. Ante delegados de nueve naciones aliadas, Japón estampó su firma en el Acta de Rendición, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial.
El general Douglas MacArthur, comandante supremo de las fuerzas aliadas en el Pacífico, presidió la ceremonia con una solemnidad que reflejaba tanto el dolor del pasado como la esperanza de un futuro en paz. La delegación japonesa estuvo encabezada por el ministro de Relaciones Exteriores, Mamoru Shigemitsu, y el general Yoshijirō Umezu, jefe del Estado Mayor del Ejército Imperial.
El documento fue firmado primero por los representantes nipones y luego por los delegados aliados