Carla Simón cierra su trilogía familiar con Romería , una película que se adentra en los silencios heredados y en la reconstrucción de la memoria personal. Tras Verano 1993 y Alcarràs , la cineasta catalana firma su obra más íntima: un viaje emocional hacia la figura de su madre, fallecida cuando ella era niña. En el programa La Ventana de la SER , Simón revela que el punto de partida de la historia fueron unas cartas que su madre escribió antes de morir.

"En realidad no eran diarios, eran cartas que mi madre escribía a sus amigos y familiares", explica Simón en el programa La Ventana de la SER . "Fue al leer esas cartas cuando sentí que la estaba conociendo. Tenían su voz, su lenguaje, su forma de ver el mundo. Y eso me permitió entenderla más allá de las fotos o los vídeos

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