Iñaki Ellakuría Actualizado Martes, 2 septiembre 2025 - 20:29
En una Cataluña en la que las banderas esteladas han sido reemplazadas en los balcones y las fiestas populares por las de Palestina, por esa necesidad de la menguante clase media catalana de sentir que está siempre luchando contra alguna fuerza opresora y maligna, la figura de Puigdemont importa ya tan poco a los catalanes como un souvenir taurino en una tienda de 'pakis' de las Ramblas de Barcelona.
Puigdemont es el desgastado icono de un pasado sedicioso que las nuevas generaciones 'Lamine Yamal' apenas recuerdan o vivieron. Un procés que, además, las élites económicas han decidido olvidar, borrando todo rastro de complicidad, para que nadie, algún día, se le ocurra pasarles factura, y del que las bases de jubilad