ANA CAROLINA ARIAS
Bajo el lema “María, Dulce Esperanza”, Nueva Esparta amanece bendecida luego del fervoroso acto de fe expresado la noche del 1 de septiembre durante la tradicional bajada de la Sagrada imagen de la Virgen del Valle, desde su camarín.
A las 7:50 de la noche, la reina de los mares, la Patrona del Oriente venezolano y de la Armada venezolana, estuvo en las puertas de la Basílica Menor, en medio de aplausos de gozo y lágrimas de amor, de los cientos de devotos asistentes a la Explanada.
La misa fue oficiada por Monseñor Fernando Castro Aguayo, quien destacó la importancia de no juzgar, de evitar los prejuicios, acotando que “se trata de cosas pequeñas que mejoran nuestra relación con Dios y con quienes nos rodean”.
“Perdonen, si alguno tiene una queja contra otro; así co