¡Eureka! En apenas un puñado de ruedas de prensa, acabo de atisbar, como Arquímedes de Siracusa, el descubrimiento de que, muchos años después, contamos con un entrenador con dialéctica . De ahí el oxímoron del título: un entrenador con un extraordinario discurso de normalidad, en el que la primera y la tercera palabra no sólo no se contradicen, sino que se complementan. Las comparecencias de los entrenadores, habitualmente aburridas y plagadas de lugares comunes, cada uno los suyos, inducen al bostezo a partir de la tercera o cuarta . Se repiten más que el ajo. Cada cual escoge sus paradigmas y su mantra. Pero uno o dos, si acaso tres forzando. Cada cual crea así su sello, ese hilo argumental que conocemos de memoria, que podríamos escribir antes de que se sienten en el micrófono.
Sergi Guilló, un entrenador con extraordinario discurso de normalidad

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