Manel Gasch , abad de Montserrat, visitó ayer al expresident fugado Carles Puigdemont en la autodenominada Casa de la República de Waterloo (Bélgica). Al contrario que el president Salvador Illa , el religioso ha elegido un terreno muy connotado para encontrarse con el huido.

Y ello es una mala decisión, puesto que la llamada Casa de la República es un palacete en el que se concentran los anhelos de una minoría de catalanes. Apenas el independentismo más radical avala esta villa belga, sus inquilinos y su proyecto político.

Por el contrario, la gran mayoría de ciudadanos de Cataluña tienen otras preocupaciones mucho más urgentes, como la vivienda, el empleo o el coste de la vida, entre muchos otros.

Así pues, sorprende que Gasch, que en teoría representa la expresión de una f

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