Ya está él aquí. Ya estamos en él. Ya llegó y nos acoge septiembre, este mes que, un año más, llega apurando el acabamiento del verano, ese final estacional que bajo la etiqueta de «nuevo curso» tanto parece querer asemejarse al bullicioso 'año nuevo' con sus propósitos de enmienda y vida nueva y sus consiguientes fracasos y todo y más. Sí, ya esta aquí septiembre con sus vientos pintores de ocres. Ocres que oros nos parecerán en comparación con los negros y grisáceos panoramas en que han quedado convertidos los otrora bellos paisajes de esta tierra por insustancial omisión de los mandamases autonómicos más atentos a otras economías (o suyas) y malgastos que al necesario que desde académicos sabedores y enraizados lugareños hasta tierra, agua y vientos cantaban, que: «los fuegos de verano

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