Detrás de la ilusión que cada año despierta la se esconde una realidad empresarial mucho menos brillante para los loteros. Por cada décimo de 20 euros vendido, el beneficio que queda en la administración es de apenas 90 céntimos. El resto, 19,10 euros, va directamente a las arcas del Estado, convirtiéndolo en el principal beneficiario del sorteo más popular de España. Este estrecho margen de ganancia es el pilar sobre el que se sustenta un negocio cargado de costes fijos y una rentabilidad cada vez más ajustada.
De hecho, la comisión del 4,5 % por la venta de Lotería de Navidad, y del 5,5 % en otros juegos como Euromillones, ha permanecido congelada durante más de diecisiete años, con solo una leve actualización reciente. Esta situación provoca que una administración de loterías media