Una vieja galería del bajo porteño, en el Edificio Thompson, un ascensor de hierro medio escondido y un cuarto piso amplio y luminoso, despojado, como un gran galpón. Ahí, en el suelo, dos largos surcos que dejan ver la tierra. Tierra que estaba debajo del piso, como un sustrato natural en el que ahora, fertilizado, brotan la anacahuita, el mburucuyá, la carqueja y la sangre de toro .

Es la obra del artista estadounidense Asad Raza , que utiliza la tierra como medio central, su primera intervención de larga duración en Latinoamérica, inaugurada el 20 de agosto. Y toda una metáfora de esta movida que nació en diciembre, retomado la herencia artística del centro porteño como espacio autogestionado.

Azotea es un lugar único. Una residencia de artistas, un espacio sin fines de lucro, un

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