Durante décadas, los ataques cardíacos se han asociado principalmente con la acumulación de grasa, colesterol y otros factores de riesgo en las arterias.
Sin embargo, una nueva investigación publicada recientemente sugiere que podría haber un componente adicional que hasta ahora pasaba desapercibido: las bacterias bucales.
El estudio encontró que microbios como los estreptococos viridans, que habitualmente permanecen en la cavidad oral sin causar mayores problemas, pueden desplazarse hacia la sangre.
Allí no solo circulan de forma inofensiva, sino que llegan a instalarse en las placas arteriales, aumentando la inflamación y debilitando su estructura. Este proceso puede culminar en la ruptura de la placa y en la formación de coágulos que bloquean el flujo sanguíneo al corazón.
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