Donald Trump, nunca tímido con los símbolos, anunció que este viernes firmará una orden ejecutiva para renombrar al Pentágono. El Departamento de Defensa pasará a llamarse —al menos de manera provisional— Departamento de Guerra, bajo el mando de Pete Hegseth. No es un capricho aislado: es un mensaje. Trump quiere subrayar que su política exterior y de seguridad ya no se limita a resistir amenazas, sino a proyectar fuerza, incluso sin el respaldo de leyes internacionales o el Congreso.
El cambio no es sólo semántico. Es un guiño a 1947, cuando Harry Truman decidió fusionar las fuerzas armadas bajo el “Establecimiento Militar Nacional” y, poco después, renombrarlo como Departamento de Defensa. Esa transformación respondía a un mundo bipolar, donde la contención era la estrategia dominante.