Imagina que pides a ChatGPT o Gemini un poema, una receta o un resumen y la respuesta aparece pulida en tu pantalla en cuestión de segundos. Ahora pregúntate qué ocurre detrás: modelos entrenados con millones de datos , procesos de inferencia en tiempo real. Quienes comprenden ese mecanismo suelen mirar la IA con más escepticismo; quienes no lo entienden tan bien tienden a verla con mayor fascinación . Un estudio reciente sugiere que esa diferencia de comprensión ayuda a explicar quiénes la adoptan con más entusiasmo.
Lo habitual con las nuevas tecnologías es que los primeros en adoptarlas sean quienes mejor las entienden. Con la inteligencia artificial ocurre lo contrario. Una investigación publicada en Journal of Marketing por Stephanie Tully, Chiara Longoni y Gil Appel muestr