Su nombre; Pedro de Alvarado, cargo; capitán al servicio de Hernán Cortés, su origen; hijo de Extremadura y forjado en la dureza del hierro y la ambición.

Algunos en Tenochtitlan le llamaron “Tonatiuh”, porque los mexicas veían en su rostro rubio y en sus cabellos dorados el resplandor del sol. Otros, la mayoría lo recuerdan como el verdugo, por la sangre que derramó en estas tierras.

Alvarado llegó al Nuevo Mundo movido por la misma fuerza que impulsó a sus compañeros: la gloria, el oro y la fe, ¡ah! Y el saqueo.

No se puede decir de él que no fue audaz… si lo fue, aunque siempre se le consideró más despiadado que intrépido.

En cada paso que acompañó a Cortés, desde las arenas de Veracruz hasta las puertas de México-Tenochtitlan dejó constancia de su fiereza.

Alvarado fue uno de los

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